Soy venezolana de nacimiento, y obtuve mi Doctorado en Adquisición de Segundas Lenguas y Educación Bilingüe Especial de la Universidad de Arizona. Mi certificación formal de especialista en Autismo y problemas de desarrollo infantil lo obtuve en la Florida, USA donde trabajé no solo como profesora universitaria, sino como maestra de niños autistas en aulas contenidas y de niños con distintos problemas de desarrollo que impactaban su natural tendencia a comunicarse y vincularse con los demás y con el mundo que los rodeaba.

​

Como docente e investigadora, estoy profundamente comprometida con mi trabajo. He trabajado en los Estados Unidos, Venezuela, Japón y en México, donde tuve un centro de vínculo y socialización y desarrollo integral infantil. También trabajo con colegas en el departamento de educación especial en la Universidad de Arizona.

Tuve  un  centro de vinculación y socialización con un equipo interdisciplinario de Terapistas Físicos y Ocupacionales para niños muy pequeños (2-4 años) en La Florida. Estoy radicada en Baltimore, USA, atendiendo y supervisando casos en varios países a los que viajo ocasionalmente para evaluar y supervisar a los niños. Mi trabajo es entender a cada niño y, afincándome en su potencial, empoderar a las familias y a las personas que trabajen con él la mayor parte del tiempo. Los problemas de desarrollo no son insalvables pero si necesitan mucho trabajo y gran perseverancia. A través de mi experiencia he visto que el problema no solo radica en cuestiones de diagnóstico acertado, sino que los padres no saben exactamente qué hacer cuando los niños no están en terapia. Hay que reconocer que el trabajo va más allá de las horas terapéuticas establecidas y debe continuarse en casa casi las 24 horas del día para ver resultados contundentes en el desarrollo de los niños.

​

Mi trabajo no se limita sólo a niños con autismo y con otro tipo de problemas de desarrollo sino a niños que presentan una gran variedad de problemas cognitivos y de comportamiento que derivan de condiciones genéticas y físicas, así como de importantes traumas emocionales de la más diversa Índole. Tampoco soy ajena a los niños excepcionalmente dotados. La mayoría de estos niños también tienen problemas de vínculo y socialización. He comprobado que esta vía de intervención tiene un impacto muy poderoso en el desarrollo en general y una intervención de este tipo llega a lugares donde terapias netamente conductuales no pueden llegar.

​

He estudiado cada una de las técnicas terapéuticas establecidas y tomo de ellas lo que el niño necesita. No creo, como afirma cada tendencia terapéutica establecida o de moda, que una tendencia en particular es la clave para el desarrollo infantil y que las demás no sirven. Creo que todas tienen algo que aportar. Aunque baso el tratamiento de los problemas de desarrollo en el vínculo y  las emociones he comprobado que cada niño es diferente y que dependiendo de las características individuales hay que ser flexible para acceder a la tendencia natural del niño de aprender y descubrir. La experiencia me ha demostrado que vínculos significativos son ponderosas herramientas para que el niño manifieste su verdadero potencial. Presto atención no sólo a los procedimientos de aprendizaje que suelen centrarse en la conducta y en la inteligencia sino también a los aspectos afectivos y emocionales que influyen en las funciones cognitivas. Comprendo que el comportamiento y las conductas del niño son el mejor modo que ha encontrado para adaptarse y responder a los cambios y que el diagnóstico no es una sentencia sino un punto de partida para el avance.